viernes, 8 de enero de 2010

EL MALTRATO INFANTIL
Hay un incremento en la incidencia del maltrato. Es primordial establecer una definición adecuada para elaborar un diagnóstico y un tratamiento apropiados, además de un marco legal; proceso que no es fácil dada la complejidad del problema. Es importante recordar que en el fenómeno está involucrada la intencionalidad, una problemática social, la factibilidad de que el agresor sea un enfermo y que se requiere la concatenación de tres elementos: un niño, un agresor y un motivo o detonador.
En relación con la clasificación del maltrato infantil se han propuesto diversas formas en las que se incluyen: la agresión física, sexual, emocional, psicológica, social y negligencia.
Se han realizado investigaciones con el propósito de determinar el perfil del agresor y de la víctima. En este aspecto se ha encontrado que la figura parental que más agrede es la madre. Diversas características del agresor, tales como: baja autoestima, depresión o tendencia a ella, ansiedad, neurosis, adicciones, impulsividad, hostilidad, poca tolerancia a la frustración, percepción inadecuada del niño y antecedente de haber sido maltratado en su niñez
En relación con las características del menor agredido, frecuentemente presentan problemas de salud (congénitos y/o adquiridos), hiperactividad, bajo rendimiento escolar, habitualmente son hijos no deseados; esto lo convierte en un niño “especial” con mayor riesgo de sufrir maltrato. El disparador de la agresión suele ser una mala relación de pareja, problemas socioeconómicos, desempleo, vivienda inadecuada, etc. En el cuadro I se presentan las características del agredido en diferentes tipos de maltrato.
Las características conocidas capaces de propiciar el maltrato infantil, que deben ser evaluadas por el personal de salud incluyen: pobreza, corta edad materna al nacimiento, bajo nivel de instrucción de los padres, los que han sido asociados con el desarrollo de depresión materna, conflictos maritales y el uso de castigo físico por la madre o la persona encargada del cuidado del niño.
El ingreso económico en las familias, la edad de los padres y los años de educación están inversamente relacionados con síntomas depresivos en los adultos.
La educación especialmente la civil y moral es un recurso que facilita la solución de problemas y reduce el riesgo de depresión. La depresión materna favorece el desarrollo de conflictos maritales e incrementa conductas hostiles incluyendo el abuso físico, de esta forma el uso de castigo físico puede también aumentar las conductas de exteriorizaciòn del niño (temores, retraimiento, desarrollo de lazos inseguros con sus padres) o bien legitimar la violencia tomando las conductas agresivas como modelo, manifestando conductas de abuso al imitar los estilos de resolución de conflictos que utilizan los padres. Es necesario el tratamiento integral de las víctimas, del agresor y de la familia.
¡NO AL MALTRATO INFANTIL¡
Ivan Alejandro Maitret Ceballos. 1ª “B”

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